Testimonio TDAH.

Sergio García. 55 años, varón. Varias carreras universitarias.

Mi nombre es Sergio García y nací y vivo en la CDMX. Acabo de cumplir 55 años. Soy el hijo mayor de 3 hermanos. Mi padre era militar (digo era porque falleció hace muchos años), y mi madre ama de casa a tiempo completo. Me he casado dos veces, y tengo una hija de mi primer matrimonio (ya tiene 20 años). Llevo 7 años en mi segundo matrimonio y soy sumamente feliz ahora.

Soy Licenciado en informática por la Universidad Iberoamericana, y estudié un Diplomado en Cultura y Humanidades en la Universidad del Claustro de Sor Juana (solo por afición, porque no tiene ninguna relación con mi carrera profesional). Tengo dos certificaciones internacionales en Seguridad de la Información.

Tengo muy pocos recuerdos de mi infancia. Mi mamá me dice que comencé a hablar a los 3 años. Me dice también que cuando yo aún no sabía leer (cuando yo era niño se enseñaba a leer en la primaria, no en preescolar como ahora), me regalaron en alguna ocasión un álbum y sus respectivas estampas. Y lo que hacía era recorrer, una por una, todos los números de estampa impresos en el álbum, hasta que encontraba la que yo quería pegar. La pegaba y seguía con la siguiente estampa. Así hasta terminar con todas.
Me dice también que nunca tuve problemas de convivencia con otros niños. Nunca ninguna maestra le recomendó que me llevaran con un especialista.

Lo que sí recuerdo vagamente es cómo mi madre me leía cómics (La pequeña Lulú, McPato y cosas así), y luego yo le repetía a ella, cuadro por cuadro y página por página, lo que me acababa de leer. Yo aún no iba a la escuela y lo repetía todo de memoria. Esa habilidad la perdí con los años.

Cuando aprendí a leer y escribir, siempre hice listas y listas, dejaba registro escrito de todo lo que hacía (todavía hoy tengo una lista de las películas y series de TV que veo, y libros que leo) o que quería hacer. Tengo una colección de casi 2000 archivos entre películas y series de TV. Todo está digitalizado (las compro, copio o bajo de internet). No he visto todas y espero poder hacerlo en el futuro.

En secundaria me sentía muy lejano a mis compañeros. Lo mismo me pasó en preparatoria, en universidad y en mis trabajos.

En secundaria y prepa, recuerdo haberme sentido en medio de una manada de orangutanes. Hoy sé que es en buena medida por cuestiones hormonales de esa edad, pero a veces era una sensación muy fuerte. Recuerdo que en esa época comencé a pesar que necesitaba ayuda profesional. Muchas personas dicen que se sienten distintos a los demás, que se sienten raros. Yo siempre supe que era distinto, que había algo muy extraño en mi personalidad.

Estando en clases en preparatoria, no recuerdo si fue porque no llegó el profesor o yo me salí de clase, estaba yo solo en un pasillo, apoyado en un barandal, llorando desesperado porque no sabía exactamente qué me pasaba. Un compañero pasó por ahí y me dio una palmada en la espalda, como un saludo de complicidad, de que entendía lo que pasaba. El día de hoy, él es un artista plástico, pintor y escultor de mucha fama.

Nunca tuve problemas escolares. Nunca he reprobado ningún examen, tarea, materia ni grado escolar. Nunca hice exámenes finales o extraordinarios. Nunca me fui de pinta (en secundaria, lo que sí hice fue brincarme clases, porque me iba al consultorio del doctor y jugaba ajedrez con un compañero).

Recuerdo que los profesores me ponían de ejemplo (en secundaria y preparatoria). Gané premios en secundaria tras quedar en primer lugar en concursos de ortografía y matemáticas. En prepa, fui campeón del torneo de ajedrez de la escuela. Ganaba a casi todos mis compañeros en ajedrez, y a todos mis profesores. No siempre era del cuadro de honor, pero sí lo fui varias veces.

Mi padre, que era profesor en una escuela militar, estaba perplejo. Me dijo que nunca había visto o sabido de algo así, que cuándo se había visto que un sinodal comenzara por felicitar al alumno y luego quedarse callado.

La relación con mi padre siempre fue muy pero muy complicada y difícil. Era el estereotipo del militar: con voz grave, enojón, gritón. Falleció en 1994. Siempre he creído que mi papá pensaba que yo era gay, usaba drogas o algo así, porque nunca entendió por qué me gustaba tanto leer, jugar ajedrez, no ir a fiestas y ese tipo de cosas. Hay un político mexicano que me recuerda a mi papá: Diego Fernández de Cevallos.

Pasé por años y años de psicólogos y psiquiatras para poder entender un poco mi relación con mi padre. Siempre me maltrató porque nunca aceptó mi manera de ser. De manera recíproca, yo nunca lo acepté a él como padre.

Soy escritor aficionado y he escrito 3 libros. Dos de ellos se venden en Amazon (uno de historia, otro de temas masónicos), y el tercero está ya publicado pero creo que no se va a vender a público y solo se donarán ejemplares a bibliotecas y museos (es un libro de entrevistas a un escritor guatemalteco). Solo he recuperado los costos de los tirajes y la publicidad, y nunca lo pensé como una actividad profesional, solo como un pasatiempo. Los dos primeros libros los presenté en el Auditorio de la Gran Logia Valle de México.

He trabajado en desarrollo de software (en una época pre-internet), en matemáticas, estadística, y en los últimos años en consultoría en seguridad de la información. Seguridad de la información se refiere a evaluación y tratamiento de riesgos (antivirus, claves, acceso a computadoras, intercepción de comunicaciones, espionaje y cosas así). De vez en cuando programo todavía, pero no es mi actividad profesional primaria (tengo un cliente, pero ya casi no necesita nuevos desarrollos, y a veces hago cambios en el programa de cotizaciones de mi esposa, que yo hice).

Veo muchos videos en youtube. La mayoría de ajedrez, pero también veo de matemáticas y geometría, nivel bachillerato o poco más, y a veces resuelvo problemas de álgebra para mantenerme más o menos en forma. También veo videos de política y economía. Últimamente, de autismo.

En mis trabajos siempre he sido un individuo serio, distante, no de convivir ni de ir a comer con los demás. En alguna ocasión, no recuerdo cómo, me enteré que me decían “La esfinge”.

En mi trabajo actual, descubrí de pronto que mi jefa es una ex compañera de un trabajo anterior, de hace varios años. Ella me reconoció, pero yo no la identifiqué. Dice que me veía llegar todos los días, caminar por un pasillo, ir a trabajar, salir a comer con mi jefe, regresar, trabajar y después irme. Que pasaba todos los días a un lado de ella y nunca la saludé mi platiqué. Hablé con un ex compañero de ese trabajo y me confirmó que ella estuvo ahí. Que yo nunca saludaba ni platicaba con nadie, y que por eso no la recuerdo (tampoco trabajábamos juntos, estábamos en diferentes equipos).


Pero ella sí sabía de mí
, probablemente porque otros compañeros le contaban. Y fue ella misma quien me recomendó de manera entusiasta cuando me reasignaron de proyecto en la empresa en que laboro actualmente. Cuando me entrevisté con mi actual jefe, lo primero que me dijo fue: “Estás aquí porque te recomendó con mucha energía y entusiasmo xxx persona, y no puedo pasar por alta esta referencia”.

Nunca fui un estudiante de tiempo completo o que se la pasara estudiando. Yo dedicaba tiempo a estudiar y hacer tareas, pero en general tenía mucho tiempo libre (solo en la universidad tuve que comenzar a aplicarme y desvelarme). Me dedicaba sobre todo a leer, escuchar música, ver documentales y estudiar ajedrez. Cuando tuve mi propio dinero, iba a conciertos y algunos recitales literarios o de poesía. Mientras fui estudiante, e incluso ahora en el trabajo, las cosas casi siempre me parecían fáciles. Recuerdo que en prepa me quedaba desconcertado en ocasiones, porque no entendía por qué había compañeros que simplemente no entendían cosas de álgebra o física.

Dedicaba mucho tiempo a ayudar a mis compañeros más retrasados en los estudios, y en general era bastante bueno para esto. Dos compañeros de esa época me agradecieron, muchos años después, lo que hice. En segundo de prepa, le di clases a una compañera que había perdido el año escolar por una operación de apéndice. Le di clases en vacaciones, todos los días, y presentó exámenes extraordinarios. Aprobó todos y pasó de grado. Nunca cobré nada.

Recuerdo que alguna vez un alumno de esa época me dijo que lo hacía para obtener aprobación de mis compañeros. Nunca lo pensé mucho pero tal vez tuviera razón. A mí me servía para practicar y creo que esa actitud didáctica me sirvió mucho en mi época posterior de masón, y cuando le explicaba álgebra a mi hija.

Estudié en la Universidad Iberoamericana con una beca del gobierno del DF. La beca era 100% y la única condición era no reprobar ninguna materia. Trabajaba medio tiempo y en las tardes iba a la universidad. Solo en una ocasión di de baja una materia, para recursarla un semestre después. Un profesor me dijo que yo no debería de trabajar, solo estudiar y cuidar mi beca. No le hice caso y nunca tuve problemas para mantener mi beca. Me titulé con mención honorífica.

La verdad tuve pocos amigos, y creo que en general no me apreciaban, porque no era mucho de ir a fiestas. En esa época tomé muy poco alcohol y nunca he fumado (tuve una breve temporada de tomar más alcohol, pero ya en la universidad, y fue más por un conflicto con mi padre que por algo que hiciera por mi propio gusto). Fui 2 o 3 veces a discotecas (eso que ahora llaman «antros»), pero lo hice por presión, por querer encajar.

En mi examen profesional, presenté mi trabajo de tesis, expuse lo que había hecho. Iba preparado para defender mi tesis, pero el presidente del jurado se puso de pie, me felicitó, me dijo que era un excelente trabajo, dijo que no tenía nada que preguntarme y se sentó y no volvió a hablar. Los otros dos sinodales me hicieron unas cuantas preguntas y ya, fue todo. Me tomaron protesta, firmé unos papeles y nos fuimos. Mi examen profesional duró 30 minutos o algo así. Todo fue muy rápido.

En mi trabajo anterior nos hacían a todos, una vez al año, pruebas de IQ. Yo andaba en 129. Sé que mi actitud poco o nada sociable me ha restado oportunidades profesionales. Solo en mis primeros años de vida profesional fui oficialmente gerente, y a veces tengo personal a mi cargo, pero en empresas más grandes o formales nunca he tenido puestos importantes. Siempre he sido el genio detrás de la puerta (desarrollando software, creando fórmulas, automatizando y mejorando procesos, revisando reportes o propuestas, mejorando gráficas). Casi nunca interactúo con clientes (ni me gusta). Me desespera la impuntualidad, la falta de atención, la falta de capacidad. Un compañero de la universidad me dijo abiertamente que veo a los demás como inferiores, que me siento superior. A veces pienso que no es así, a veces que sí.

 

Aparte de los problemas para socializar, siempre tuve problemas con el ruido, sobre todo para dormir. No me gusta ir a fiestas, bodas y en general reuniones. Cuando hay mucho ruido, simplemente me salgo un rato (incluso lo hice una vez en un trabajo) y regreso tras tranquilizarme. Constantemente estoy viendo el reloj para poder irme en cuanto me sea posible.

No duermo con mi esposa. Ella ronca y, aunque lo hace a un volumen bajo, me desespera y simplemente no puedo descansar, de modo que dormimos en cuartos separados. Desde hace muchos años duermo con tapones para los oídos. Cuando hay mucho ruido, tomo algún medicamento de venta libre (difenhidramina, XL3) para poder dormir (no somníferos y esas cosas).

 

En donde vivo, a veces alcanzo a oír el ruido de fiestas o reuniones de vecinos. Pronto vendrá un arquitecto para cambiar la ventana de mi cuarto y poner una anti-ruido (tiene dos hojas, separadas por un vacío, para insonorizar, como lo que hacen en los estudios de radio y grabación). Es algo caro pero lo necesito. Instalé una en donde vivíamos antes, y me era muy útil, pero nos cambiamos de casa y vamos a repetir el proceso.

 

Con los años, he aprendido que no dormir me afecta mucho. Al día siguiente me siento mal físicamente, triste, abatido, deprimido, desganado. A partir de que comencé a trabajar, busqué ayuda psicológica. Comencé por Neuróticos Anónimos. Luego vi un psicoanalista (probablemente mi peor error en esto de la salud mental), porque era freudiano y de programación neurolinguística y cosas así sin base científica (aunque en esa época no lo sabía). Me diagnosticó personalidad obsesivo-compulsiva (que hoy sé que es una comorbilidad típica del autismo, o a veces se confunde con éste).

 

He peregrinado ante muchos psicólogos, psiquiatras y hasta un neurólogo. He tomado muchos antidepresivos, algunos de marca, otros genéricos. A veces, cuando me siento mal o no he comido bien, tomo alguna pastilla de Bupropión. Tuve años en que vivir con depresión, ansiedad, angustia, era casi normal. Cuando me divorcié de mi primera esposa, tuve pesadillas, ataques de pánico y alucinaciones auditivas. Siempre la sensación de ser un extraño, un marginado.

Recuerdo que uno de mis primeros trabajos, platicando de literatura, hablamos de Frankestein. Un compañero me dijo que una interpretación de ese monstruo era la sentirse no-humano, alineado, raro, marginado. De pronto sentí que así era yo, y me dio mucho miedo y me sentí desesperado y desolado.

 

Tuve una psicóloga con la que me sentí muy bien, la única con la que he seguido el tratamiento hasta que me dio de alta. Lamentablemente falleció pero me recomendaron a una ex-alumna suya, que es (hasta ahora) mi más reciente psicóloga. Tras tres o cuatro sesiones, ella me dijo abiertamente que mis síntomas apuntaban a Asperger. Busqué una asociación (Asperger México), pero me dicen que debo pasar por un diagnóstico completo, que abarca varios tests, pruebas, entrevistas, 4 sesiones y algo así como 8,000 pesos. Lo puedo pagar a estas alturas sin problema, pero ya no quiero pasar por todo otra vez.

Mi hermano menor es claramente Asperger, diagnosticado por una psicóloga. Yo nunca quise pensar en que también eso me pasaba a mí. Pero al final resultó lo mismo. Y es un gran alivio saber que todo esto tiene una explicación científica, que hay un desorden neurológico, no simplemente que yo no quiera cambiar y aprender nuevas habilidades sociales y encajar en la sociedad.

 

Siempre, siempre, siempre, ha habido situaciones en las que termino siendo el raro, el que llama la atención por extraño, por anormal. Desde mi padre, pasando por mi examen profesional, hasta situaciones con exparejas u otras personas… una vez, un masón me dijo en una ceremonia, frente a otros masones, que esperaba que yo fuera feliz con mi forma de ser, como diciendo: «es un tipo muy raro, nos desconcierta por su manera de ser, pero es buen masón»…

En el sismo del 2017, estaba yo en mi trabajo y mi reacción quedó grabada por las cámaras de seguridad. Mientras mis compañeros corrían y algunas lloraban y gritaban, yo estaba como si nada. Recuerdo que en pleno sismo, con todas las cosas cayendo a mi alrededor, me puse a pensar: «¿por qué no sonó la alerta sísmica? Si no sonó, es porque la falla no está en Guerrero. ¿Pero entonces de dónde viene? En CDMX hay fallas pero muy pequeñas. ¿Será una falla nueva?» (Al final resultó que sí, era nueva y estaba en Morelos). Antes de salirme, recosté un monitor porque se estaba bamboleando y pensé que se iba a caer. Días después, una gerente vio la grabación y me dijo que estaba sorprendida de mi reacción. Dijo que yo había guardado la calma y eso estaba muy bien, pero yo no guardé la calma ni nada: simplemente no reacciono en situaciones así. No es que me paralice, es que simplemente no hago nada.

En el 2020, el primer año de la pandemia, fui a dar a urgencias de un hospital porque tuve una caída y me hice dos cortes en la nuca (parece que fue por pasarme varias horas sin comer). Llegué sosteniendo una camiseta para detener la sangre. Cuando me estaban tomando la presión y midiendo la oxigenación y esas cosas, la doctora a cargo me dijo: «Está usted demasiado tranquilo para lo que está pasando» (mi ritmo cardiaco estaba casi normal). «¿Cómo llegó aquí? ¿Vino manejando?». No, me había llevado mi cuñado, pero pensé (no recuerdo si se lo dije) que hubiera podido manejar mi coche hasta ahí.

 

Esta última psicóloga me dijo que era muy muy inusual que una persona con Asperger lograra lo que yo he logrado.

Desde hace 10 años, tengo un formato en Excel en que documento la cantidad exacta de dinero que tengo y así vigilo mis finanzas personales (efectivo, inversiones, lo que me deben, lo que debo en tarjetas de crédito, etc.). Tiene también varias fórmulas que saqué de un libro de matemáticas financieras y yo las programé en excel. Todos los fines de semana la actualizo y veo cómo evoluciona mi situación financiera.

 

Hace dos meses, le hablé a un asesor en finanzas de esa hoja de excel, y me dijo más o menos lo mismo que mi psicóloga: que era raro que yo solo, sin un asesor, hubiera hecho todo eso por mí mismo.

En fin, esta es un poco de mi historia. Espero sea de utilidad.

Saludos.